La gonadotropina coriónica humana (hCG) es una pequeña hormona glucoproteínica que está producida por las células que forman la placenta durante el embarazo. La hormona se compone de dos subunidades diferentes: la subunidad alfa (α) y la subunidad beta (β). La subunidad alfa es la misma en toda la familia de la hormona glucoproteica, mientras que la subunidad beta es exclusiva de la hCG y concede su actividad biológica. Todas las pruebas de embarazo se basan en la subunidad beta.
Hay muchas formas diferentes de hCG dependiendo del grado de glucosilación y de las distintas formas proteolíticas. No todas las pruebas de hCG detectan o miden todas estas formas de hCG por igual. Aunque la hCG se mide, sobre todo, para detectar el embarazo, la hCG también se utiliza para otros fines de diagnóstico, como detectar los abortos espontáneos y un crecimiento irregular en ciertos tipos de cáncer.
Los niveles de hCG aumentan con rapidez durante las primeras 10 semanas de embarazo. La hormona da indicaciones al cuerpo para que produzca más estrógeno y progesterona que engrose el revestimiento uterino para que se pueda desarrollar el embarazo y detener la menstruación.
En el embarazo, los niveles de hCG que se consideran más bajos o más altos que el rango normal pueden no ser motivo de preocupación; sin embargo, los niveles bajos pueden indicar una posible pérdida del embarazo, disminución del crecimiento fetal o menor peso al nacer. Si los niveles están más altos, puede significar que hay un parto múltiple, una enfermedad trofoblástica gestacional o una preeclampsia.
Aparte del embarazo, la hCG se da tanto en hombres como en mujeres, y los niveles de hCG, por lo general, no se pueden detectar en personas sanas. Cuando los niveles de hCG se elevan por encima de los normales en personas que no están embarazadas, puede ser una señal de:
- Cáncer (hígado, estómago, páncreas, pulmón, mama o piel).
- Tumor de ovarios o de testículos.
- Enfermedad inflamatoria intestinal.
- Cirrosis.
- Úlceras en el estómago.
- Número reducido de espermatozoides.
- Niveles bajos de testosterona.
Se pueden recetar inyecciones de hCG para ayudar a los hombres y a las mujeres que tengan problemas de fertilidad. A raíz del papel que tiene la hCG en el embarazo, se han llevado a cabo estudios de investigación para determinar si los tratamientos con hCG pueden ayudar a prevenir el aborto espontáneo en mujeres que han sufrido este tipo de aborto de forma recurrente. Según el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, no está demostrado que la hCG prevenga el aborto espontáneo.
Las pruebas de embarazo se pueden hacer con análisis de orina o de sangre; sin embargo, las pruebas más habituales suelen ser las de las muestras de orina. Las pruebas de embarazo con muestras de orina son precisas, económicas y casi tan certeras como las pruebas de embarazo con análisis de sangre. Por lo general, los análisis de sangre pueden detectar si hay niveles más bajos de hCG que los de las pruebas de orina y sirven para determinar la edad gestacional.
Existen dos tipos de análisis de sangre para detectar la hCG:
- Cualitativo: para determinar la presencia o la ausencia de hCG.
- Cuantitativo: para medir la cantidad de hCG que hay presente.
Con las pruebas de embarazo, se puede detectar un embarazo muy pronto, 10 días después de la concepción, sobre todo si se utiliza la primera orina de la mañana como muestra para realizar la prueba. Pueden producirse falsos positivos si la mujer recibe inyecciones de hCG para tratar la infertilidad. Se pueden obtener resultados que sean falsos negativos si la prueba se hace cuando aún lleva poco tiempo de embarazo. También puede producirse un falso negativo en una fase avanzada del embarazo debido a niveles muy elevados de hCG que pueden causar interferencias en la prueba.