ETS: citomegalovirus

El citomegalovirus se encuentra en todo el mundo con una seroprevalencia mundial estimada del 83 % en la población general.

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Descripción general

El citomegalovirus, también conocido como CMV, es un miembro del grupo de los herpesvirus, que también incluye: 

 

  • Virus del herpes simple tipo 1 y 2. 

  • Virus de la varicela-zóster, que causa la varicela.

  • Virus de Epstein-Barr, que causa mononucleosis infecciosa. 

 

El CMV se encuentra a nivel mundial en la mayoría de las ubicaciones geográficas y de los grupos socioeconómicos, aunque está más extendido en los países en vías de desarrollo y en zonas que tienen condiciones socioeconómicas peores. 

Un estudio realizado en 2019 por Zuhair et al. estimó una seroprevalencia global de citomegalovirus del 83 % en la población general, del 86 % en mujeres en edad fértil y del 86 % en donantes de sangre y de órganos.

Cuando una persona se infecta, el virus permanece vivo, pero, por lo general, se queda inactivo dentro del cuerpo de esa persona y de por vida. Para la mayoría de personas sanas que contraen el CMV después de nacer, hay pocos síntomas y ninguna consecuencia a largo plazo para la salud. Por eso, para la mayoría de personas, la infección por CMV no supone un problema grave. Sin embargo, la infección por CMV puede ser motivo de preocupación para determinados grupos de alto riesgo. 

El citomegalovirus es la infección vírica congénita más común que se le puede transmitir a un niño que se está desarrollando antes de nacer. La infección del feto durante el embarazo, llamada CMV congénita, puede incluir síntomas al nacer y a largo plazo, como:

 

  • Ictericia

  • Agrandamiento del hígado y del bazo 

  • Sarpullido

  • Neumonitis 

  • Microcefalia 

  • Retina dañada 

  • Retraso psicomotor

  • Pérdida de visión 

  • Pérdida de audición

 

También existe riesgo de infección sintomática para las mujeres que están en edad fértil, que trabajan con niños y que no se han infectado con CMV previamente, así como para aquellas que están inmunodeprimidas, como las receptoras de trasplantes de órganos, de médula ósea o de células madre, y las personas infectadas con VIH. Para aquellas personas con mayor riesgo, el virus puede causar problemas graves que afectan a:

 

  • Cerebro

  • Ojos 

  • Esófago

  • Pulmones 

  • Estómago

  • Intestinos 

  • Hígado


Algunas personas sanas pueden tener síntomas similares a los de la mononucleosis, como fatiga, dolor muscular y fiebre prolongada. La enfermedad rara vez se vuelve a producir, a menos que el sistema inmunitario de la persona esté debilitado porque tome medicamentos terapéuticos o porque sufra alguna enfermedad.  

El citomegalovirus infeccioso se puede diseminar en los fluidos corporales de cualquier persona que se haya infectado con anterioridad y, por lo tanto, se puede transmitir a través de:

  • Orina

  • Saliva

  • Sangre 

  • Lágrimas

  • Semen

  • Leche materna 

  • Transfusiones de sangre o trasplantes de órganos 

Los bebés pueden contraer el CMV perinatal en el momento del parto por entrar en contacto con el virus en el parto o por la lactancia materna. Un bebé también puede contraer el CMV posnatal por estar en contacto con personas que están diseminando el virus. La diseminación del virus puede tener lugar de forma intermitente, sin signos detectables y sin causar síntomas; sin embargo, sigue siendo transmisible.

El citomegalovirus es frecuente en la población general; por tanto, es imposible prevenirlo en su totalidad. Existen algunas medidas que se pueden tomar para reducir la propagación del CMV, entre las que se encuentran:

  • Lavarse las manos con agua y jabón durante 20 segundos y con frecuencia.

  • Practicar relaciones sexuales más seguras, incluido el uso adecuado de preservativos de látex o barreras bucales de poliuretano para evitar el contacto con los fluidos.

  • Evita compartir utensilios, tazas o vasos.

  • Evitar las lágrimas y la saliva cuando se besa a un bebé.  

  • Limpiar bien todo lo que entre en contacto con los fluidos corporales, como los juguetes del bebé, los cambiadores, etc.

A las personas de alto riesgo se les pueden recetar antivíricos para prevenir el citomegalovirus. Actualmente, no existe una vacuna preventiva para el CMV; sin embargo, los investigadores están probando vacunas en mujeres embarazadas para protegerlas de contraer el CMV y transmitir el virus a sus bebés cuando están en el útero.

Existen pruebas de laboratorio que pueden detectar el CMV; sin embargo, a la mayoría de las personas no se les realizan las pruebas del citomegalovirus. Para esas personas que tienen síntomas, un virus activo o una infección previa por CMV o que están inmunodeprimidas o embarazadas, hay varias opciones de pruebas:

  • Análisis de sangre, saliva u orina

  • Cultivo de virus

  • Pruebas moleculares (PCR)

  • Amniocentesis 

Existen antivíricos para tratar el CMV. Dependiendo de los síntomas del CMV que se den, los médicos recetarán medicamentos para las partes del cuerpo a las que afecte el virus. 

A los bebés que nacen con CMV congénito y que necesitan tratamiento, normalmente se les receta ganciclovir o valganciclovir, que ayuda a mejorar los resultados de la audición y del desarrollo.